En un mundo que se mueve cada vez más rápido, “perder tiempo para ganar tiempo” es más importante que nunca, como nos explicaba Andrea Magnolini. Y una interesante forma de hacerlo puede ser el mindfulness. ¿Aún no conoces esta práctica?
Aunque se suele definir el mindfulness como un tipo de meditación, es necesario diferenciarlas. La segunda, al igual que el yoga, tiene sus orígenes en creencias religiosas como el budismo, mientras que el mindfulness se desvincula de los conceptos espirituales y se basa en la parte más práctica, utilizando un enfoque científico y pragmático.
¿En qué consiste entonces el mindfulness?
Se trata de diversas técnicas que buscan alcanzar un estado de conciencia plena, centrado en el aquí y el ahora, con la atención fijada en nuestros sentidos y en la experiencia presente.
Los ejercicios de mindfulness son muy diversos, y se pueden adaptar a la edad y otras características de tu alumnado. Es habitual que utilicen elementos como el control de la respiración, la observación consciente del entorno y de nosotros mismos, o el enfoque de la atención en procesos determinados, como comer, escuchar música, moverse…
¿Has utilizado alguna vez técnicas de mindfulness con tus alumnos y alumnas?
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