Al perpetuar el sistema tradicional limitamos la preparación de los alumnos para el futuro (Por Laura Lewin).
En un mundo en constante evolución, donde los avances tecnológicos y las transformaciones sociales son moneda corriente, la educación se enfrenta a un desafío impostergable: la necesidad de transformarse. El sistema educativo tradicional, arraigado en prácticas centenarias, ya no logra satisfacer las demandas y las necesidades de los alumnos de hoy.
Si seguimos perpetuando este sistema que no involucra ni motiva a los estudiantes, nos arriesgamos a condenarlos a un futuro incierto, carente de las habilidades y competencias esenciales para enfrentar los retos que vendrán.
La motivación es uno de los pilares fundamentales para el éxito en la educación. Sin embargo, el sistema tradicional tiende a aplastarla en lugar de nutrirla. La enseñanza centrada en la memorización y la repetición de información desalienta el pensamiento crítico y la creatividad. Los alumnos se ven atrapados en una espiral de aburrimiento y desinterés, ya que no pueden relacionar lo que aprenden con su vida cotidiana o sus aspiraciones personales. Esto conduce a una desconexión entre el proceso educativo y la realidad, erosionando la motivación intrínseca y dificultando el desarrollo integral de los alumnos.
Nota completa: https://www.infobae.com/opinion/2023/09/11/desaprender-para-aprender-el-desafio-de-transformar-la-educacion/
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