Apostar por una educación desarrolladora, en la que se motive al niño a plantearse y superar sus propios retos, puede llegar a convertirse en un gran desafío. A veces es difícil encontrar la mejor manera para incentivarlo y entonces se corre el riesgo de caer en los extremos, en cuyo caso la motivación pierde su efecto movilizador e incluso puede llegar a ser contraproducente.
Comments