Se ha demostrado que a los estudiantes les gusta aprender con profesores divertidos, que se apasionen y despierten pasión por enseñar, que rompan la monotonía con humor y hagan del aprendizaje toda una experiencia divertida.
Si hablamos de las competencias, habilidades y destrezas de la nueva educación, el humor no debe faltar como estrategia pedagógica y con mayor razón, en estos tiempos de incertidumbre y sobriedad. Dentro de las razones para implementar el humor y la risa en el aula podemos citar: es un recurso fácil de utilizar, reducen el estrés, la ansiedad o las amenazas, acercan a las personas aminoran los conflictos, elevan la autoestima y motivan. Además, el humor y la risa se emplean para comunicar la relevancia del mensaje y mejoran la memoria visual, colaboran en aprender más rápidamente los datos y en recordar mejor los contenidos, hacen que la información parezca más real y ayudan a tomar mejores decisiones. También proporcionan descanso al cerebro y ayudan a focalizar la atención. El humor y la risa en la educación motivan la inclusión y participación, la amistad y el sentimiento de compañerismo, la distensión y la diversión y favorecen la creatividad tanto para el alumno como para el profesor.
El humor y la risa, en el proceso de enseñanza/aprendizaje, proporcionan sensación de bienestar físico, despiertan el interés, ayudan a comunicar más eficazmente y constituyen una fuente de recompensa emocional en general. Por último, hacen pasar el tiempo de forma más rápida y agradable, las clases parecen más cortas y las tareas menos monótonas, pesadas o aburridas.
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