Utilizar los mapas conceptuales en educación es oportuno y se adapta a las necesidades educativas del momento.
Reformular el paradigma educativo ha sido una necesidad emergente en estos últimos tiempos. Los cambios sociales y sanitarios reclaman una nueva forma de aprender y enseñar. En este escenario educativo es necesario pensar estrategias nuevas, o por lo menos adaptar y actualizar las que ya tenemos. Esto implica reciclar técnicas y recursos para el aprendizaje significativo, buscando el desarrollo integral de cada alumno.
Ante esta realidad, los mapas conceptuales resultan un recurso educativo importante para facilitar el aprendizaje. Entre sus ventajas, requieren un proceso reflexivo para elaborarlos y para extraer la información esencial del tema de estudio.
Un mapa conceptual incluye gráficos que facilitan la organización de la información. Incorporan palabras clave relacionadas entre sí, que comienzan desde un punto central, donde se colocan los conceptos básicos más importantes, y se van desplegando hacia los extremos, donde se ubican los conceptos complementarios. Se utilizan flechas y líneas para establecer relaciones entre las ideas.
Utilizar mapas conceptuales promete una serie de ventajas, como por ejemplo: permite desarrollar el pensamiento creativo y reflexivo, organizar y esquematizar información, favorecer la actividad colaborativa y cooperativa, estructurar ideas, entre otros.
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