Se aproxima el fin de ciclo y con ello una de las temporadas más interesantes del ciclo escolar. Los docentes comienzan a cerrar el año, una etapa intensa, pero que también es una oportunidad para generar cierres positivos que mantengan a los niños, niñas y adolescentes expectantes por seguir aprendiendo.
El final del año escolar es el momento ideal para reflexionar sobre lo vivido, fortalecer los vínculos y despedirse con una sensación de gratitud y logro.
Proponemos crear un Mural de Gratitud, una actividad que fomenta la expresión de emociones positivas, refuerza la autoestima y promueve un clima de convivencia saludable.
La evidencia muestra que la práctica sistemática de la gratitud permite desarrollar vínculos efectivos duraderos y puede ser beneficioso crear este espacio para fortalecer estos vínculos y generar redes de contención antes de las vacaciones.
La actividad se puede llevar adelante en grupos, o toda el aula junta (de acuerdo con la cantidad de alumnos). Se puede utilizar papel afiche o cartulina grande para el mural, y decorar con marcadores, lápices de colores, crayones, post-it, recortes de papel o tarjetas pequeñas.
Comienza conversando con los estudiantes sobre la gratitud. Pregúntales:
¿Qué significa estar agradecido?
¿Hay algo o alguien que les haya hecho sentir agradecidos este año?
Y luego brindar unos minutos para pensar en personas, experiencias o aprendizajes que los hayan hecho felices o los hayan ayudado a crecer. Cada estudiante escribirá en un papel una o más cosas por las que se sienta agradecido. También puede dibujar algo que represente su gratitud, dependiendo de su edad y habilidades.
En el espacio designado para el mural, los estudiantes pegarán sus notas, dibujos o tarjetas. Pueden decorarlo con colores, frases motivadoras o elementos que representen el cierre del año. Una vez completado, invita a algunos voluntarios a compartir lo que escribieron (solo si se sienten cómodos). Reflexiona con el grupo sobre el valor de reconocer y agradecer lo positivo. El Mural de Gratitud no solo quedará como un recuerdo tangible del año compartido, sino que también fortalecerá el sentido de comunidad en el aula. Además, es una excelente manera de terminar el ciclo lectivo con una nota optimista y llena de energía positiva.
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