La frustración, la rabia y la ira pueden convertirse rápidamente en un desafío, aparece la falta de respeto hacia uno mismo y hacia los demás, y no tardará mucho en aparecer la agresión y las rabietas si el niño no sabe cómo controlar o manejar estas emociones tan intensas.
Hay varias maneras de enseñar a los niños el control de la rabia y el enfado, de esta manera empezarán a entender mejor sus emociones y sobre todo, a recuperar el control de su temperamento.
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